martes, mayo 26, 2009

Aquellos ojos grises...




Hace tiempo nació una niña, una niña de ojos grises.


He oído que surgió del amor antinatural entre un demonio y una humana maldita. También escuché, que nada más aflorar del vientre de su made, esta murió al mismo tiempo en que se desataba la peor de las tormentas del siglo actual.


La niña no lloró, es más, no separó sus labios en ningún momento, ni siquiera para alimentarse.

Los médicos quedaron estupefactos ante esta reacción y, debido al miedo, la dejaron a merced de las callejuelas corruptas.


Nadie sabe como ni por qué, pero todas las noches, se podía observar a una joven pálida como la luna, de cabellos largos, lisos y más negros que la propia oscuridad. Aunque lo que mas horrorizaba a la gente, eran sus ojos: grises y fríos como la piedra que, aunque estaban repletos de amargura y tristeza, jamás liberaron una lágrima.


La gente la llamaba de diversas formas o, simplemente, gritaban y huían al verla, pero a pesar del odio y el desprecio, las mortecinas facciones de la joven seguían siendo indiferentes al desdén, que se clavaba como una espina en su frágil corazón, resquebrajándolo noche tras noche.


Una tarde cualquiera, yo mendigaba inútilmente por los callejones cuando, bien entrada la noche, divisé a la joven, que vagaba perdida entre la oscuridad, siempre con los ojos colmados de infinita tristeza.

Debía huir, gritar, correr…todo menos quedarme quieto, aunque eso precisamente fue lo que hice. El miedo me paralizó completamente y aguardé paciente detrás de la inmundicia. Aguardaba al pánico, al dolor, a la muerte… a lo inevitable.

Pero nada de eso llegó.


La muchacha se paró en seco. No por mí, si no por una sucia y enfermiza rata de alcantarilla que la miraba, presa del pánico.

La niña se dispuso a irse cuando la rata se acercó a ella. Sigo sin entender por qué se asombró ante esa reacción, pero la pequeña miraba a la rata con sus ojos marmóreos que ya no reflejaban amargura y tristeza, sino alegría y quizá una pincelada de esperanza.


La niña se agachó y acarició tiernamente al animal, mientras este la olisqueaba.

En menos de un minuto, la pequeña muchacha envolvió a la rata con sus manos y la acunó con aire maternal.


En ese momento, la niña maldita dejó de ser sombría, triste y tenebrosa. Ahora era una pequeña rebosante de felicidad, radiante y tremendamente dulce.

Un destello empezó a formarse a su alrededor hasta convertirse en una aureola blanca que se volvía más potente por momentos.

Por primera vez en su vida, la niña separó sus labios rosados para formar la que fue y sigue siendo la sonrisa más bonita y sincera que he visto jamás.

Quedé deslumbrado por la claridad del resplandor y cerré los ojos un segundo. Cuando los abrí, la pequeña y la rata habían desaparecido.

En su lugar, un rayo de cálida luz solar, se abría paso entre el cielo, casi siempre encapotado, para alumbrar tenuemente una ligera pluma blanca que se posaba suavemente en el suelo.


Todavía hoy nadie cree la historia de aquel ángel camuflado, enviado para salvar a la humanidad, que solo pudo llevarse consigo a aquella rata que todos odiaban, a la que todos despreciaban pero que fue la única que consiguió ver la pureza a través de una fachada de oscuridad.

A pesar de estar encerrado de por vida, de ser torturado para ignorar, yo sé que lo que vi es verdad y, por muchos años que transcurran, jamás lograrán hacerme olvidar aquellos ojos grises.



By: Elena



miércoles, mayo 20, 2009

Sweet Poison

Atrapada estoy
en las barreras del olvido
ya me voy,
pues he terminado mi recorrido.

Quiero viajar
junto a él,
para guardar
su nombre en mi piel.

Oh, que dulce veneno.

Sus brazos me atrapan
las espinas se clavan
mientras tiernamente cantan
su dulce balada.

No quiero marchar
su dulce aroma
me llama a bailar.

Oh, que dulce veneno.

Su cálida mirada,
desace el hielo
de mi triste fachada.

Esa dulzura
brilla en su sonrisa,
llena de amor y ternura
que luce en la brisa.

Oh, dulce veneno
Que dolorosamente te inyectas,
en mi solitaria oscuridad.

Dulce veneno,
me has venido a buscar...

By: Sara

jueves, mayo 14, 2009

The END...



Rodeado estoy por la nada

y por su amante, el desconsuelo.

Mis miedos acuden en manada

mientras sucumbo al aguacero.


Piedras mojadas forman,

bajo los árboles, su asamblea

y tristemente hablan

sobre fuego, muerte y guerra.


Avanzo perdido entre la bruma,

diviso gente mientras ando.

Al menos, bajo la lluvia,

nadie sabe que estoy llorando.


Lloro por las ruinas que dejo atrás,

por las personas que un día amé

y que ahora no son más

que las sombras del ayer.


Poco a poco me alejo

de lo que un día fue mi hogar

y de las almas perdidas

que olvidé abrazar.


No se hacia donde voy,

entre los caminos del olvido.

El mundo ha muerto hoy

y la humanidad, le ha seguido.



By: Elena


martes, mayo 12, 2009

Hijos de la luna


Era noche cerrada y corría aire fresco, la luz de la luna bañaba mi rostro, que relucía pétreo bajo el viejo árbol, lleno de desespero. Tremendas leyendas se contaban de aquel bosque. Decían que por la noche se escuchaban los llantos de un niño pequeño, agonizantes, pero nadie se atrevía a entrar. Y que poca solidaridad pensarás, pero créeme era mejor no hacerlo. Aun que yo…digamos que no podía impedirlo, ya no tenía remedio.

Mejor volvamos al pasado, cuando una niña de cabellos claros se paseaba por las lindes del bosque. Su sentido común le decía “No entres”, pero al fin y al cabo era una niña más y para aprender hay que cometer errores. Caminó, mucho tiempo, pero ella asombrada por la cantidad de formas que recopilaban los árboles no se había dado cuenta de que la noche se filtraba por las copas de los arboles, dejando el día aparte. Cuando se fijó, sus piernas empezaron a temblar, sentía que era perseguida. Los ojos se le llenaron de temor, ahora lo que antes le había parecido un bosque encantador se había convertido en una verdadera tumba. Algo crujió a su espalda. Se giró. Sus ojos reflejaron miedo, angustia, se abrieron ampliamente, más de lo que imaginas. Gritó. Había un enorme lobo de ojos rojos que centellaban en la oscuridad. Saltó hacia ella. Pero la niña comenzó a correr por aquel bosque sin salida. Ella se había convertido en un juego para el lobo. Entró entre las raíces retorcidas de un árbol. Pequeño para el lobo, pero de poca resistencia y con una entrada trasera. Así que si ser esperado, se encontró con la cara del lobo que le mostraba sus colmillos y unos ojos llenos de ansia y locura. En aquel pueblo no volvió a saberse nada de ella.


Ahora estoy condenada a vagar por este bosque, sola. A la espera de que algún niñito incauto entre en el y caiga en las redes de la oscuridad, donde todo se torna igual y el temor se apodera de ti.


Sí, lo se muy bien…lo se, se que solo podré salir de aquí cuando aúlle a la luna para ofrecerle mi dulce cacería. Entonces dejaré de ser prisionera de esa dulce luz que me llama y aclama todas las noches…



By: Sara

lunes, mayo 11, 2009

Frágil

El invierno inunda cada recoveco de la sombría mansión, se filtra entre los cristales ennegrecidos y se arrastra cual rata por las tablas sueltas del suelo. Me escondo, por miedo a que me encuentre y me haga suya.


Irremediablemente, el sol muere, los pájaros huyen y un temible ejército de nieve, truenos y nubes se apodera de la casa y con ella, de mí.
El tiempo va transcurriendo lentamente y mi tez demacrada perdió hace mucho la inocencia.

Los años carcomen mis huesos, la tristeza ensombrece mi rostro y la soledad engulle lo poco que queda de la felicidad que pudo llegar a tener una jovencita.


La enfermedad avanza como un cruel parásito cuyo propósito es engendrar muerte.


Mis piernas flaquean hasta tal punto que la polvorienta cama se ha convertido en mi sombra, el dolor es mi fiel compañero, el único que sé que jamás me olvidará y sigo preguntándome ¿por qué?


Poco a poco, mi delicada piel va pudriéndose con el paso de los años, de las décadas. Soy un alma olvidada en la oscuridad, una simple bruma de lo que un día fui.


Soy frágil, muy frágil. Como una vieja muñeca de porcelana, polvorienta, olvidada en un rincón. Olvidada por la esperanza, por el amor, por la felicidad…olvidada por la humanidad, sumiéndose en un mundo de tinieblas mientras su tenue luz va extinguiéndose sin que nadie se moleste en mirar atrás.


Un suave pétalo rojo se posa delicadamente sobre mi mano muerta.
El sol renace de sus cenizas y acaricia mi rostro sin vida.
La suave brisa perfumada bate mis cabellos exánimes y esparce el polvo…


La primavera ha llegado, pero ya es demasiado tarde.

By: Elena

Mi pequeño mundo




Por primera vez soy feliz,
Mi alegría roza lo astral.


Puede que no sea real
Pero en mi pequeño mundo, eso da igual.


El agua es verdosa pero cristalina
y, mientras permanezco sumergida,
oigo los susurros de una golondrina.
Los nenúfares me rodean,
las flores me bailan
y, mientras tanto,
las hojas aletean.


Puede que no sea real
pero en mi pequeño mundo, eso da igual.


Mis parpados cerrados, mi mano en el pecho
ytristes lágrimas por mi rostro maltrecho.
Una libélula me consuela,
con suaves movimientos bate sus alas
y la brisa me llega con olor a ciruela.


Puede que no sea real
pero en mi pequeño mundo, eso da igual.


Me hallo en un paraje de fantasía,
cielo azul y un perfume dulce,
Pero algo me inquieta, despierta mi agonía.
Súbitamente, abro los ojos
y mi mundo sucumbe
al mal y a sus antojos.


Los truenos resuenan y los rayos ahuyentan
al más mínimo ser que quisiera vivir.
El agua desaparece y los nenúfares…
y las mariposas…y los perfumes…
son reemplazados por ratas suicidas
y el charco de sangre
en el que estoy sumergida.

El cielo plomizo llora , teñido de rojo.
Reúno en mi mente la pena ajena,
la comprimo y de ella me despojo.
Cierro los ojos y me sumerjo,
me sumerjo, me sumerjo…


Poco a poco, el desdén y la sangre
se transforman en una pradera
en la que no existe ni dolor ni pena.


Puede que no sea real
Pero en mi pequeño mundo, eso da igual.

By: Elena

miércoles, mayo 06, 2009

Dulces sueños...




El aire me eleva el pelo,
Dejándolo a merced del viento,
Surcando libremente,
Por la brisa del mar.

Tengo los ojos cerrados,
Soñando en lo imposible.

En mis dulces sueños.

Es hora de abrirlos,
Pero estoy tan a gusto,
Que tengo miedo de ver la realidad,
La pura verdad.

En mis dulces sueños.

Todo eso no está,
La gente no muere,
Hay alguien conmigo,
Están junto a mí.

Una lágrima,
Se desliza lentamente,
Hasta a ella le llegará su final,
Esparciéndose por el agua del mar.


Despierto.
Prefiero morir,
Está decidido,
¿Acaso no es eso cosa del destino?
By Sara

domingo, mayo 03, 2009

Sangre...



Un brillo carmesí reluce en los recovecos de la noche, se desliza delicadamente por la calle. Atormentando con su perfume a unos ojos grises que espían en la noche, imperceptibles a la vista humana e incapaces de resistirse a tal tentación.
Entre las penumbras caminan, a la espera de que su presa aparezca, escondidos. Y cuando la presa está frente a ellos saltan. Penetran sus pétreos colmillos en la tierna piel de los humanos, dejando que la sangre brote, que les alimente…
Es un sabor tan dulce y atormentador. Revoluciona su cuerpo, haciendo que deseen más y más.
Cuando alguien se pasea en la noche por las dormidas, o quizás no tanto, calles de las ciudades, se está abrazando a una muerte lenta. Poco a poco la sangre sale de su cuerpo para alimentar a otro. Sientes como la energía te abandona, como los ojos no funcionan como siempre y los cierras. Los sentidos que antes te alertaban de ciertos sonidos, los pierdes, para dejar paso a la desesperación. Estas ahí, pero: ¿Qué pasa? ¿Qué hay? Y finalmente la muerte.


Un castigo para los que viven: porque no saben que pasa después…ya que nadie ha vuelto ¿Una liberación para los muertos? ¿Un infierno?


¿Qué les importa eso a seres inmortales como lo son los vampiros?
By: Sara

sábado, mayo 02, 2009

La muerte es inminente

Me esperaba, al nacer aguardaba silenciosa junto a mi cuna. Observaba
maliciosamente mi inocencia, a sabiendas de que algún día esta me
traicionaría.
Yo la ignoraba, pero ella reía. Se carcajeaba de mi ignorancia
al pretender creer que los ángeles me guardarían eternamente.
Pero no lo hicieron.
Me dieron la espalda y caí en la debilidad. Ella se reía, se reía
porque pronto sería suyo.
Una sonrisa cruzó mi rostro y sucedió lo impensable. Ella ya no reía, ahora lloraba. Lloraba desconsoladamente porque había perdido en el juego del Destino.
Pero pronto me arrepentí, pues hay algo que jamás debí ignorar: la muerte es inminente.

Es cierto que la burlé, es cierto que le gané. Pero perdí algo mucho más importante en el juego, más incluso que la victoria contra la misma Parca. Y es que para poder
escapar de sus garras, en un último intento por lograrlo, empeñé mi alma.

Ahora me arrepiento, me arrepiento de haber ganado. Pues mi
única recompensa es vagar eternamente entre los dos mundos, arrastrándome en la
oscuridad, perdido en el olvido. Hasta hallar a otro individuo, lo suficientemente inocente e ignorante como para condenar su alma por la insignificante satisfacción de vencer a la muerte.


By: Elena